A mi me decían que la hinchada de River se caracterizaba por gustar del buen fútbol, que no admitía el más mínimo error de los jugadores o directores técnicos. Me vendieron una historia, yo veo otro presente.
La tarde empezó con todas las luces. Udaondo y Figueroa Alcorta eran ríos de gente entusiasmada por ver a River y, por sobre todas las cosas, por la vuelta al Monumental. Un día ideal para ir a ver al más grande.
El recibimiento fue emotivo. Ni bien se asomó la cabeza del primer jugador de La Banda, una lluvia de papelitos inundó al glorioso Vespucio Liberti. Bengalas, rollitos y un ensordecedor "River mi buen amigo", reflejaba el entusiasmo de todos los que estábamos en la tribuna.
Luego de una serie de goles errados increíblemente, llegó el gol del Decano tucumano. No jugábamos bien y se hizo cada vez más difícil pisar el área rival. Román ya empezaba a prenderse fuego solito.
Poco más de nueve minutos más tarde y tras otro error garrafal de "Manito" Román, los tucumanos se pusieron 2-0 arriba. Marcador que iba a resultar inalterable hasta el final del partido. La gente empezó a chiflar al paraguayo, pero sin embargo, terminado el primer tiempo, el equipo se fue aplaudido por la mayoría del estadio. Algunos tibios insultos cayeron de las plateas bajas.
Con Ferrero desde el arranque y el "Beto" ya en el banco, se esperaba que el equipo sufra alguna mejora. Pobres ilusos los que pensamos eso. Una vez más los jugadores mostraron un nivel paupérrimo y poco pudieron hacer ante un contragolpeador pero firme Atlético Tucumán. ¿La gente? Revoleando la camiseta como si mi querido y glorioso River Plate estuviera aplastando a este rival de tercera línea.
Como dije antes, el resultado no se alteró y caímos por segunda vez en este torneo. Los jugadores dejaron una imagen tristísima dentro del campo de juego y se llevaron el único resultado que se puede conseguir jugando de esta manera: la derrota.
A todo esto la gente mostraba su fastidio con el equipo y no dejaba ni un rastro de felicidad en la tribuna. Si, estoy siendo irónico. Y como nunca antes.
Ahora me hago la misma pregunta que me hice antes: ¿La gente? Si!! Adivinaste... la gente estaba cantando, revoleando su remera o buzo y despidiendo al equipo con un cálido aplauso. Ustedes se estarán preguntando "Este pibe me acaba de decir que perdimos dos a cero, como puede ser que un hincha de River pueda estar festejando y avalando tal resultado. Esto no puede ser". Bueno, les comento que fue de tal manera y que mi indignación es mayúscula.
Como fiel hincha de este club no puedo admitir que un señor de unos 50 años, que tuvo la suerte de ver a Alonso y a Francescoli entre otros cracks, aplauda semejante papelón. Disculpenme, pero no puedo.
Aquí termina mi nota de descargo y apreciación sobre este partido, en la cancha y en la tribuna. Mejor me voy a dormir para olvidarme rápido de esto. Espero que algún día, los hinchas de River despertemos de esta pesadilla, antes de que se siga perdiendo la identidad.
Tomás Torres
RDLT
Tengo 56 años y como decís tuve la suerte de ver al Beto, al Enzo, al Payaso, Salas, Saviola D´Alesandro todos juntos y divertirme y gozar con las tres "G". También pasé los 18 años sin salir campeón y perder la final de la Libertadores con Peñarol, sé de las épocas de gloria y de la tristeza hasta llorar con el penal "errado" de Delem, pero este RIVER es otra cosa, necesita, creo, del apoyo de todos nosotros para volver a empezar y de a poco ir recuperando nuestra verdadera identidad, mientras lo vamos intentando, voy a seguir alentádolo aunque en ello me vaya la vida.
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