River ganó pero no convenció. Volvió a jugar mal y tuvo que sufrir para poder llevarse la victoria en San Juan. Almeyda errático con los cambios otra vez.
Lamentablemente ya se hizo costumbre que el equipo juegue mal y sea salvado por ratos de buen fútbol del Chori y de Fernando Ezequiel. Me animo a decir que el 90% de los goles que hizo River en lo que va de la temporada, nacieron en los pies de Cavenaghi y Domínguez, ya sea convirtiendo o asistiendo.
El juego consistió en corridas individuales y no tanto en el pase corto. No hubo jugadas elaboradas a lo largo de los 90 minutos y esto fue el principal motivo del poco peso ofensivo que tuvimos.
Desde los primeros minutos el equipo se metió atrás y empezó a jugar "a la contra". El primer error de Almeyda estuvo en desarmar el mediocampo, sacando a un cinco como Ledesma y reemplazandolo por un delantero. El Chori se tiró atrás para suplir la ausencia del Lobo en la mitad de la cancha y el equipo tenía cada vez menos salida.
Como es habitual, el 10 se vio agotado y "caminó" la cancha en los minutos críticos del partido, cuando el Dragón se animó a atacar y no había nadie que detuviera estos avances. La soledad de Ciri en la mitad de la cancha fue evidente y su rendimiento fue empeorando con el correr de los minutos.
El segundo error de Almeyda fue el de poner en cancha solo tres minutos al ecuatoriano Cazares. Quizás podía ser quien le aporte velocidad y verticalidad a los ataques y contras del equipo, que estaba jugando con una lentitud que asustaba.
Así el equipo redondeó una vez más un partido pobrísimo en cuanto a rendimiento, pero con el resultado necesario para poder estar en la siguiente fase de esta copa que tendrá a Sportivo Belgrano como próximo rival nuestro, también en el Estadio del Bicentenario en San Juan.
Tomás Torres
RDLT
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